martes, 8 de junio de 2010

PERO QUÉ SE HAN CREÍDO...De huelgas, funcionarios y de un país de todos los demonios


Hacía mucho tiempo que no escribía en este blog. En los dos últimos años he tenido que trabajar tan intensamente que apenas he tenido tiempo de poner ni siquiera un breve comentario. Hoy es distinto, porque, contrariamente a lo que suelo hacer, he decidido no hacer nada en el instituto. Lo confieso: estoy haciendo una huelga encubierta y la estoy haciendo porque no puedo permitirme no cobrar el día y porque me harta y me resulta ya cansino como arremeten contra nosotros por nuestra condición de funcionarios.
No, no estoy a favor de los sindicatos ni del Gobierno ni del patriota partido de la oposición ni de nadie... Con mi estúpido y vacío gesto, con mi brindis al sol de cuerpo presente, trato de reivindicar la racionalidad, de mantener un poco de dignidad. Trato de protestar contra esta España ignorante, contra su gobierno, sus políticos, sus banqueros usureros y chanchulleros, su clase empresarial casposa y cutre que solo busca su propio beneficio, sus periodistas navajeros, chulos, perogrulleros, incultos y malhablados y sus belenestebans...

¿Acaso nadie veía venir la que está cayendo?


Cuando era estudiante ya tenía que aguantar a algunos de esos que se habían comprado el coche y que decían, recién llegados de la mili, mientras trabajaban en la obra que ellos no iban por las zonas de los estudiantes, porque no tenían un duro y que eran unos desgraciados. El personaje en cuestión, que no tenía ni el graduado escolar, se ha convertido en todo un símbolo del país. Esa es nuestra clase media, la clase que cree en el conocimiento y en el I+D. La que no quería dar palo al agua ni complicarse con estudios y la de eso pá qué sirve. Unos años más tarde, cuando ya conseguí ser profesor por oposición se me ocurrió decirle a un alumno que estudiara y este me contestó."¿Para qué, para ganar docientas mil putas pesetas?" Años más tarde uno de los búlgaros que estaba en mi clase en 1998 y que no llegó a aprender apenas español, me enseñaba muy emocionado su BMW nuevo, sería el 2004.


Entre tanto, en este país de todos los demonios, de puente, de semana santa con muchos accidentes, de Todotorreznos enormes como tanques que te adelantan por la derecha, de cochazos, de malas maneras y de desprecio por lo que no entra en los cánones sociales, de dinero negro a espuertas -casi un 25%-, de precios que subían con el pretexto del euro, yo me compraba un piso de segunda mano para reformar, porque no quería pasarme de los 25 millones -casi nada: 10 años de sueldo-; me compraba un coche de gasóleo para quemarlo -se murió este verano después de 220 mil kms.-y me iba contentando con salir a tomar unas cervezas y cenar fuera de vez en cuando. A veces cuando iba un poco bebido, con el puntillo, en esos viernes y sábados, llamaba a los anuncios de las inmobiliarias y de los pisos de particular a particular y me descojonaba de que me pidieran 350.000 ó 400.000 euros. Entonces también se descojonaban de mi, cuando yo decía que me parecía una barbaridad. "Bueno, luego en cuatro días, te puedes sacar 12.000 euros o más... Yo no me lo creía. No lo venderán, pero era así. Hasta podía vender mi piso -en el que vivo-para especular. Hala, Vive la fête!


Hace un rato salgo a tomar un café y tengo que soportar al señor que tengo al lado, lee el Marca: ¿Qué querrán estos funcionarios, de qué se quejan, yo llevo cincuenta años cotizados para que me queden 900 euros y que no me ha quedado nada...Y tiene parte de razón, tiene razón en defender sus intereses, como yo tengo derecho a defender los míos. Pero al final salto y le replico porque en este país de todos los demonios lo que nos ha perdido es la ignorancia, la falta de honestidad que otorga la ignorancia, el no pensar en el futuro, la búsqueda del interés particular, la falta de patriotismo, entendido en el sentido de pensar en lo colectivo, no en el sentido de ser el refugio de muchos canallas con canales de TV. Y también nos ha perdido la desidia de muchos bancos interesados, el olvido de cómo funcionan las sociedades, el dinero como valor supremo.Y ahora nosotros pagamos por ellos, por los irresponsables, por los que no tienen en el alma un ápice de generosidad.
¡! Si hasta el menos lúcido de los centenares de miles de universitarios de este país a los que no nos ha quedado más remedio que entrar en la Administración lo veíamos venir. En fin, comenzaré una serie para analizar este país de los mil demonios y las causas que nos han llevado a este estado de miseria moral absoluta que nos va a conducir primero al desmantelamiento del estado de bienestar, al caínismo y la bancarrota para que se beneficien cuatro psicópatas de guante blanco mientras cenan en un restaurante de a 400 euros el menú.

1 comentario:

sagrario dijo...

Hola José Luis, como siempre "el dardo en la palabra" que alegría da que todavía quede gente como tu que sabe expresar tan bien lo que muchos sentimos. Creo que estaría muy ben que más gente lo leyera.

Un abrazo de tu antigua colega sindical de Soria y amiga